Dones Musulmanes, Islamofòbia i Resistències Polítiques

Fatima Taleb, mujer musulmana, de origen marroquí, licenciada en letras modernas, con una trayectoria profesional de más de 20 años en el ámbito social (activista en la linea reivindicativa de derechos de las personas vulnerables, de diferentes orígenes, frente a un sistema injusto, racista, exclusivo…)

Mediadora comunitaria y educadora social, ex concejala de participación ciudadana, mediación y convivencia(2015-2018, ayuntamiento de Badalona) primera mujer musulmana, cargo electo a nivel de Cataluña.

Estar al frente de un cargo político implica armarse de resistencia para mantenerse al frente, cuales son las estrategias que más has desarrollado?

Cómo definirías la islamofóbia en política? que es el que más te ha sorprendido de tu trayectoria como cargo electo? crees que afecta de manera diferente?

Hacer política no es solo estar al frente de un cargo político sino todas nuestra gestiones, decisiones, reivindicaciones, denuncias y luchas del día a día, lo son!

Desde siempre, los políticos de la vieja política, nos hicieron creer que existe un prototipo de político definido: hombre, blanco, de un color político en concreto.

Si las mujeres en general lo tienen difícil, para las musulmanas es el doble o triple más difícil!

En mi caso, aunque el proceso de la postulación a  la candidatura fue en muy poco tiempo, me  había hecho una idea de lo que podía causar el impacto de tener a una musulmana en la institución, sabiendo y experimentado el odio que había sembrado y sigue sembrando el PP encabezado por el Sr Albiol Pero no imaginaba que el odio, el racismo y la islamofóbia, podrian llevar a grupos de personas a presentar una queja formal al DEFENSOR DE LA CIUDADANIA DE BADALONA, ALEGANDO QUE UNA MUSULMANA CON VELO Y DE ORIGEN  DE FUERA NO PODÍA  INVADIR LA INSTITUCIÓN, por ejemplo.

O intentar agredirme físicamente en diferentes ocasiones, sin hablar de insultos, vejaciones y amenazas, por la calle o por las redes sociales y que la justicia en este caso ha sido injusta y archivó dos denuncias documentadas y con testigos!

La ultra derecha, no solo tiene un discurso basado en el odio sino que este discurso lo lleva a la practica a través de leyes y reglamentos injustos, racistas y discriminatorios, como es negarle el derecho a empadronarse a una persona inmigrada sin permiso de residencia.

Tampoco podemos hacer la vista gorda, hacia algunos sectores de la izquierda que tienen un pensamiento racista e islamófobo verbalizado en círculos de sus entornos y suavizado en publico.

Ante el odio, el racismo y la islamofóbia vivida el día a día, solo queda buscarse estrategias eficaces para enfrentarse a estos fenómenos, una de ellas es:

-Ser presente(visualizarse) en diferentes entornos, actividades y espacios del municipio aunque no estén relacionados con las competencias de la concejalia otorgada(cultura, social, deporte, urbanismo, educación…) de esta manera, me relacionaba con el tejido asociativo y de vecindario del municipio(con algunos ya nos conocíamos desde antes porque compartíamos luchas en la calle) .La participación en estos eventos, a parte de ser una responsabilidad, es una vía de darse a conocer como mujer musulmana, responsable, profesional y como cargo electo. Muchos vecinos y vecinas, cambiaron de opinión y se les cayeron los prejuicios que tenían sobre las musulmanas.

-Evitar llevar los actos/actitudes racistas, islamófobas vividas, al terreno personal, teniendo en cuenta que no es un problema personal sino que lo estan padeciendo diferentes comunidades, de esta manera, se socializa el fenómeno y la respuesta será colectiva(más eficaz) y no individual, sin dejar de denunciar todo acto racista e  islamófobo, en los órganos correspondientes, independientemente si las denuncias prosperan o no!!!!

Què es pot fer dins les institucions locals per reduir la islamofobia institucional?

Para empezar, es necesario realizar un estudio de recerca sobre las prácticas islamófobas, casos, denuncias…

-Elaborar un plan de actuación contra la islamofóbia y implementarlo en todos los departamentos de la institución(ayuntamiento)

-Llevar a cabo un pacto entre las diferentes formaciones políticas, con el fin de respetar el plan de actuación contra la islamofóbia.

-Poner en macha la oficina antidicriminaciones, dotada de personal especialista en el tema, abogados/as, policía municipal y técnicos/as formados/as, para recibir las denuncias de las personas afectadas.

-Adaptar el plan de igualdad interno (del ayuntamiento en este caso) y añadir clausulas relacionadas con los derechos de las personas musulmanas(vestimenta, días festivos, hora de oración…)

-Crear observatorios de la islamofóbia para estudiar y registrar casos, al mismo tiempo presentar informes a las instituciones para buscar soluciones.

Es imprescindible trabajar desde la base, para crear un proyecto de política colectiva. 

¿Crees que señalar  la islamofobia institucional, cómo legitimadora del racismo diario “social” aporta un cambio en la mirada, análisis y abordaje del racismo

Es imprescindible, la colectivización de la lucha contra la islamofóbia y el racismo por eso, el trabajo codo a codo con los colectivos racializados y comunidades musulmanas, basado en la información sobre sus derechos como ciudadanos/as con deberes y derechos y ante cualquier vulneración de estos derechos, acceder a la denuncia publica(para crear ruido, sororidad) y la denuncia vía judicial.

El silencio de las personas afectadas que han sufrido racismo o islamofóbia, muchas veces es fruto de la impotencia de estas personas frente al poder de la administración/institución, en forma de leyes y reglamentos(la ley de extranjería, PRODERAI(controlar y señalar a los/las jóvenes musulmanes/as como futuros proyecto de terrorismo) , padrón(hay muchos ayuntamientos que niegan el padrón a personas sin permiso de residencia), tarjeta sanitaria(la asistencia sanitaria es un derecho universal que se está vulnerando en muchos casos de personas sin permiso de residencia), vulneración de derecho a la educación( jóvenes musulmanas expulsadas de escuelas o institutos por llevar el velo o obligadas a quitarselo)…

Ante la vulneración de derechos i la impotencia de las personas afectadas frente al poder de la institución, la lluvia de denuncias(una opción seria denunciar al síndic de greuges o el defensor de la ciudadanía, es el órgano de fiscalización de las políticas municipales) podría obligar las instituciones a ampliar sus miradas y cambiar sus políticas excluyentes. No obstante, es imprescindible que las personas musulmanas que puedan, ejerzan su derecho a votar en las elecciones y se postulen a ser candidatos/as , de esta manera, los partidos y formaciones políticas, tendrán en cuenta sus derechos y sus necesidades por una parte y por otra se reducirá el discurso del odio y la islamofóbia. 

¿Sintiéndote cómo altavoz de la población musulmana en la política, implica por un lado, posicionarse cómo la política de los musulmanes y a la vez, cumpliendo con un deber democráctico, social y político? ¿Cómo crees que debemos de hacer frente a este paradigma?

Es obvio que una concejala musulmana haga de altavoz de la comunidad musulmana y ponga al descubierto la vulneración de derechos que sufre la comunidad, es compatible con   el cumplimiento del deber democrático, social y político aunque muchos/as piensan lo contrario!

Estar al frente de un cargo político, es una oportunidad para desmantelar las políticas racistas, discriminatorias e islamófobas para trabajar sobre alternativas justas y inclusivas, donde toda la ciudadanía tenga los mismos derechos y reciba el mismo trato.

Fatima Taleb

France : Union sacrée contre le terrorisme ou contre les Musulmans ?

La France, à l’instar des Etats-Unis, traverse ce que Gramsci appelle une crise organique, soit une crise d’une telle amplitude qu’elle menace la stabilité du capitalisme et de ses institutions.  En effet, si l’ultra libéralisme s’est imposé à l’ensemble des peuples,  la crise multidimensionnelle qu’il engendre a des conséquences ravageuses: Une crise écologique et sanitaire dévastatrice tant sur le plan économique que social,   une contestation et une colère qui monte aux quatre coins du globe, incluant les pays capitalistes les plus avancés dont les classes populaires étaient jusqu’ici protégées (Occupy movement, Indignados, Gilets Jaunes…). Ajoutons à ce tableau que les grandes puissances occidentales sont en concurrence avec les nouvelles puissances capitalistes et que leur déclin est fatal. C’est ce qui renforce leur agressivité et leur dangerosité à l’échelle des conflits internationaux.

En France, cette crise organique se double d’une crise du sens dont l’intensité met à nu toutes les contradictions  du mythe français.  Si les non Blancs savent depuis toujours le caractère cosmétique du triptyque « liberté, égalité, fraternité, il n’en était pas de même pour les classes populaires blanches qui prennent progressivement conscience du fossé qui sépare le mythe de la réalité, notamment depuis que le pouvoir a réprimé les manifestations du mouvement social et des Gilets Jaunes. Le choc est tel que certains caricaturistes s’en sont amusés : « D’habitude, c’est sur les Noirs et les Arabes  qu’on tape! »

On touche ici, une contradiction importante que la Macronie doit résoudre : Comment garder le pouvoir et poursuivre méthodiquement la remise en cause du compromis historique entre le Capital et le Travail au profit du premier dans un climat où s’exacerbe une colère sociale qui vise d’abord la politique libérale du gouvernement et les institutions de l’Etat ?

Ce qu’il craint le plus : l’usure du pacte racial. Car plus la pression des forces libérales défait le pacte social, plus les gouvernants comptent sur la solidité du pacte racial pour continuer de lier le sort du monde ouvrier blanc à l’Etat bourgeois. Et lorsque le pacte racial s’étiole : (convergence des indigènes, du mouvement social et des GJ contre la police, meilleure compréhension de la gauche du phénomène islamophobe et du racisme structurel…), le pouvoir s’affole et n’a plus qu’un seul choix : renforcer le pacte racial. C’est l’une des fonctions cardinales de la notion de laïcité, signifiant mou qu’on a rempli selon les besoins idéologiques de la contre-révolution coloniale. De fait, il s’agit de remplacer le principe de « justice », revendication majeure de tout mouvement social par celui de « laïcité » qui est tout sauf innocent. Il est l’une des plus grandes supercheries idéologiques des classes dirigeantes pour retisser des solidarités objectives entre le peuple blanc et les grands intérêts de l’Etat au détriment d’un bloc social et politique opposé au bloc au pouvoir.

Dans ce contexte, l’hommage national à Samuel Paty, professeur assassiné par décapitation par un jeune musulman fanatisé, prend des allures de grand-messe nationale pour unifier le peuple français autour de la figure jupitérienne de Macron. Ainsi, l’hommage quasi religieux au professeur assassiné est tout sauf innocent. L’union nationale (sacrée ?) orchestrée autour de ce crime (qui rappelle celle qui a succédé à l’attaque terroriste contre Charlie Hebdo), n’est rien d‘autre  qu’une mise au pas de l’opinion publique, une tentative réussie de contester l’interprétation officielle du crime doublée d’une chasse aux Musulmans : dissolution de l’association de charité BarakaCity, menaces de dissolution du CCIF (association de lutte contre l’islamophobie), minutes de silence dans tous les établissements scolaires avec signalement des enfants qui refuseraient de la faire (à ce jour 400 enfants ont été signalés et 150 plaintes ont été déposés pour « apologie de terrorisme » contre des enfants), muselage des organisations antiracistes et antiimpérialistes… Certes, comparaison n’est pas raison, mais les historiens de la seconde guerre mondiale nous rappellent qu’avant la déportation des Juifs et la collaboration française sous Vichy, les premières cibles de la répression de l’Etat furent les associations humanitaires juives ainsi que le mouvement antiraciste qui dénonçait et se mobilisait contre l’antisémitisme. Le parallèle est ici éloquent pour ne pas dire effrayant.

Ainsi, empêcher une autre interprétation de la tragédie : tel est l’enjeu principal.  Il s’agit d’empêcher coute que coute la rencontre des  deux colères (la colère blanche et la colère indigène) et leur possible convergence. Il faut séparer, il faut cloisonner. Il faut opposer ces deux composantes des classes populaires, qui unies, deviendraient une menace pour les classes dirigeantes. Aussi cynique que cela puisse paraître, la menace terroriste sert d’instrument d’ajustement sur la ligne national-républicaine pour réinstaurer le consensus raciste au détriment de la solidarité de classe. Elle est une garantie que les forces politiques blanches de gauche se replieront sur leur chauvinisme historique et structurel guidés par leur intérêt (immédiat) de race. C’est ce à quoi servent les appels à l’union nationale auxquels les forces politiques de la gauche radicale peinent à résister. Le stigmate d’ « islamo-gauchiste » (comme on disait autrefois « judéo-bolchévique) dont les médias se servent pour accuser cette gauche qui se bat contre l’islamophobie n’a pas d’autre objectif que la faire renoncer à ce projet d’unification en lui imputant une complicité fantasmagorique avec le terrorisme. Ainsi culpabilisée, on espère qu’elle abandonnera définitivement sa solidarité avec les Musulmans et les habitants des banlieues.

C’est à travers cette analyse qu’il faut comprendre le projet de loi sur le séparatisme.  Alors que la réalité matérielle est sans appel : ce sont les classes possédantes qui sont séparatistes, qui refusent de partager et qui vivent dans leurs ghettos de riches, la France s’apprête à voter une loi pour criminaliser le « séparatisme » des Musulmans, groupe social exploité et discriminé, que le racisme républicain a séparé et continue de séparer du reste de la société blanche.  Telle est l’hypocrisie de l’ « universalisme » français. Tel est l’obscurantisme des Lumières.

 Houria Bouteldja

Article commandé initialement pour le site : “COntending Modernities Blog”

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